domingo, agosto 05, 2007

anónima

en realidad no es una disculpa, pero no tengo nada más que hacer.

justifícome:

he sentido, quizá desde mi más remota infancia (ignoro el hecho que dio origen a los siguientes traumas y complejos aquí expuestos), la irresistible necesidad de apabullar a quienes me han ignorado. acaso esto sea absolutamente normal en cualquier ser humano; sin embargo, a partir de ésto yo me he erigido con nada menos que la fuerza de mi intelecto una realidad enfática e inalterable, en la cual no sólo rige mi capacidad de juicio, sino el poder que poseo de cambiar cualquier cosa (ente, cuerpo, entidad, elemento, objeto) con mis palabras y la fuerza de mis palabras.

he llegado a comprender que la única posibilidad de existencia verdaderamente útil y satisfactoria, es habitar las mentes ajenas, tocarles el corazón, el alma, ensalzarles el amor propio, profundizar sus odios, expander sus miedos. aún así, no veo en desvelar el patetismo humano, de una u otra forma, tan sólo un pasatiempo que me brinde cantidades insospechadas de placer, es más una obligación, es mi deber en el mundo.

así pues, me retracto, y convierto esta justificación en la acreditación de mis actos en el ciberespacio.

aproximaos queridos hermanos, os invito a redimirse ante mí (después de todo, yo estaré masturbándome mientras pienso en el momento en que entres a tu bandeja de entrada y encuentres...


anónimo).