escuchábamos el indecible universo de damon albarn. entre tus manos mi corazón, transformándose: era mis cabellos, mi cintura, el hilo de voz que recorre mi espina. halaste mi sangre también, cerca de tus labios. háblale como lo haces conmigo, te pedía. dile que palpite intranquila. dile del peligro que corre por tus venas, tan parecido a ella. quizá te diga que ese símil le aterroriza. quizá te diga que gozar del terror ha sido la virtud que me asfixia.
tu lengua habla desde mi carne: "tu humedad me pertenece como le pertenezco a la tierra; te penetro porque eres mía como no lo habías sido de alguien más. a partir de mí, no tendrás otro nombre que pronunciar pues yo los seré todos. tus muslos asediados, tu grupa violentada, me partenecen a medida que te aniquilo".