es inevitable pasar por aquí de vez en cuando y dejar alguna pista de mi camino, regalar un poco de mí, o a veces cuando se me antoja, declararme pública y entregarme por completo para hacer recíproco entonces el hecho, el sentimiento de satisfacción de me lees-te leo y encontrar huellas repentinamente, gustosamente.
no podría acertar siquiera al momento en el que sucede, si es por la tarde o en la dulce madrugada cuando quedan las señales. lo que sí conozco es el atardecer que ignoro por descubrirlas, seguirlas y continuar.
el otro día por ejemplo, mientras soñaba, el número ascendía a veintiuno. desperté intrigada ¿qué decía ese post?
La curiosidad me venció y subí las escaleras. No había nadie en la cocina, así que me sentí libre de ascender lentamente, sólo para descubrir un montón de trastos y utensilios de cocina llenos de polvo y tirados por el suelo sin cuidado. Caminé buscando algo que despertara mi interés, y del estante más cercano a mí tomé un objeto envuelto en periódico y lo descubrí.
Quebré un florero en el marco de la puerta por donde entré, y absorta miré la sangre derramarse y correr por cada grieta de la pared, entre las baldosas del piso y gotear por el techo. Una gota cayó sobre mi nariz, pero el olor no me despertó.
Metí un tenedor en mi bolsa derecha, ajusté las cintas de mi zapato izquierdo y bajé las escaleras. Y sí, simplemente le di la espalda. El rojo ya no importaba, estaba ahí, derramándose por entero hacia el centro del lugar.
Cerré la puerta creyendo que había solucionado el problema y fui a cumplir con mis obligaciones, confundida por el miedo y la sorpresa que me hundieron el pecho allá arriba, y por el tedio que ahora me sobornaba por unos cuantos minutos.
Esther me llamó.
-Mira ven, límpialo. Es tu gotera.
seguramente, eso no...
2 comentarios:
te leo-me lees, pues a ver cuando tiras el fon que yo ya ni se que pedo con tu vida, cuidate sharis.
besos y abrazos
Soy sólo yo o ese fantasma del tedio, de una pesadumbre nostálgica ha comenzado a invadirnos en el hogar?
Quizá esa criatura sobre el techo, la del susto por la tarde, sobre el cielo del techo, fue una premonición, un anuncio tangible de algo más que nos conduce a respirar el aire a través del agua.
La quiero mucho. Propongo trasladar espacialmente el hogar. A fin de cuentas, siempre podremos apilar los trastes en otra cocina.
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