ese afán solitario de idolatrarte se me acabó hace años
esa empecinada y previsora voluntad de defender tu nombre
fue resbalando su curso violento hacia la coladera
incluso puedo decir que te me perdí un poco
mas tres cuartos
perdida y media
no entiendo la pesadez antigua de tus miembros
o la limpieza de tu rostro irreconocible
por uno o dos años de tus manos en sequía
dos o tres años de tu boca agatuñada y desértica
por eso el paso tranquilo de mi mente que no has tocado
-nunca- se niega ante la imágen acústica
te transforma ente paramnésico
veneno azul
de algún molusco comestible y salado en mi sueño
pero mi corazón
mi corazón es otra historia
ni siquiera barrer las hojas de verano prematuro
o mudarme de esta ciudad nacida y adoptada
por unos y otros
de jinetes acorazados
de santos alcoholizantes
y sangre interrumpida
bastarían para ceñirme a tu recuerdo
y no maldecir un poco
mas tres cuartos
maldito y medio
jueves, junio 21, 2007
miércoles, junio 13, 2007
silencio
a veces, cuando nos necesitamos, un ave enfurecida decae en mis ojos. mi mano derecha sostiene el cuchillo que revela tu culpa, negada y renegada, aunque las más de las veces confundida y asidua, abnegada, irreconocible. otra.
esa culpa, de esa no te puedes deshacer, la has clavado en mis oídos, tras la madera, como estridente, y entre estos tan sólo circula una leyenda de palabra única: imbécil. (así, en negritas)
me descubren mis manos, temblorosas un poco.
nadie puede ver el veloz rayo de incertidumbre que me atravieza el corazón, el estómago, la garganta, y termina en un leve tambaleo, cerrar los ojos, tragar saliva. listo, se acabó.
nadie presencia esas largas horas de madrugada en las que me sumerge el insomnio, y lucho por no desesperar.
y después de todo, aún después de tí, me doy cuenta que no vale la pena.
después de haberse ido ellos, después de encontrarme con él, éste tipo de cosas no merecen tanto de mí.
y aunque dirijas tu dedo derecho hacia tus labios indicando (ordenando) silencio, incluso aunque yo obedezca,
grito y grito: te me he ido.
esa culpa, de esa no te puedes deshacer, la has clavado en mis oídos, tras la madera, como estridente, y entre estos tan sólo circula una leyenda de palabra única: imbécil. (así, en negritas)
me descubren mis manos, temblorosas un poco.
nadie puede ver el veloz rayo de incertidumbre que me atravieza el corazón, el estómago, la garganta, y termina en un leve tambaleo, cerrar los ojos, tragar saliva. listo, se acabó.
nadie presencia esas largas horas de madrugada en las que me sumerge el insomnio, y lucho por no desesperar.
y después de todo, aún después de tí, me doy cuenta que no vale la pena.
después de haberse ido ellos, después de encontrarme con él, éste tipo de cosas no merecen tanto de mí.
y aunque dirijas tu dedo derecho hacia tus labios indicando (ordenando) silencio, incluso aunque yo obedezca,
grito y grito: te me he ido.
lunes, junio 11, 2007
televator
diálogo.
-creo que apreté mucho la venda
confesión.
el otro día me atacó una cucaracha (y por atacó quiero decir iba pasando por ahí); me defendí heroícamente con una lata de H24 con olor a lavanda
poema.
estrellarte vaso contra la pared
será mi venganza
canción.
you should have seen
the curse that flew right by you
page of concrete
imagen.
-creo que apreté mucho la venda
confesión.
el otro día me atacó una cucaracha (y por atacó quiero decir iba pasando por ahí); me defendí heroícamente con una lata de H24 con olor a lavanda
poema.
estrellarte vaso contra la pared
será mi venganza
canción.
you should have seen
the curse that flew right by you
page of concrete
imagen.
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