sábado, septiembre 04, 2010

amateur

ese andar por las calles encendida, inundado el pecho todavía de tu silencio, sacudiendo espigas violentas e inesperadas, que suelo compactar con el pensamiento de que nada es.

entiendo que solamente esos momentos me propagan por el espacio que me circunda, como una mujer que desea un específico, como una mujer cuyo centro solo permanece inamovible.

sólo esos momentos me enloquecen y es dulce pensar que me dirijo siempre, inevitablemente, hacia una escaldada circunstancia y su perdurable resaca emocional.

ahora pienso que quizás nunca he visto una piel palpitante como la tuya, lejos de ese estar angustiado por ser tan solo y herido, por esa pretensión de la desesperanza abarcándolo todo, por ese tentáculo siniestro que nos uniera en el reclamo del escondite.

aún armada con tu carne temblorosa, esquivas mis movimientos, obligándome a seguir adherida a tu magnífico sentido del desapego.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

no entiendo

Xoyoco Luperca dijo...

"inundado el pecho todavía de tu silencio", "como una mujer que desea un específico", "obligándome a seguir adherida a tu magnífico sentido del desapego": paso por una etapa similar. En mi caso, no sé si atribuirlo a la necesidad o a la necedad, cualquiera de los dos motores fundamentales de cada circunstancia de mi vida. También supongo que no pasará de ser una promesa baladí, un placebo, el tacto de una piel que, como las otras, habrá de desdibujarse y que no me habrá servido sino para animar un poco la existencia.

Te amo, te extraño y te recuerdo deambulando así: rabiosa y contenida.