incluso a fiebre le da frío. tal vez a tí te ha pasado, cuando tiritas envuelto en mantas y mantas, sudando la gripe o la cruda.
a fiebre le pasa similar: le cala el frío en un par de áreas sonrosadas en la porción de su ser que podríamos llamar rostro. cerrar los ojos tal vez implique un reto, pues esa mirada que calcina continúa sin importar las inclemencias del tiempo, revelando con fastidio el origen de su dulce furia contenida, al menos por estos momentos.
quizá no deba esperar el camión y subir para ir a casa, quizá lo único que la salve del delirio será recorrer las calles desatada, incendiar la ciudad completa como venganza, gritar la ira acumulada de la cual quedará oscuro rastro por los cielos.
la noche asimilará el desastre: y en casa de fiebre los muros siguen intactos, las pinturas claras y la comida toma calor sobre la llama de la estufa.
2 comentarios:
No nada como casa, sobre todo la suya que es tan acogedora. Besos, la veo a mi izquierda en la tarde de una escuela.
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